Conocer a alguien hasta tal punto de llorar su marcha, sabiendo que es probable que jamás vuelvas a verla, pasando a formar parte de ese amplio grupo de "amigos" con los que sólo hablas vía red social o similares es bastante triste, y lo es más cuando se trata de personas a las que consideras verdaderas amigas. Ojalá me equivoque y tarde o temprano nos volvamos a encontrar, donde sea, me da igual; pero el agujero en el estómago, el nudo en la garganta... es algo insoportable.
Se avecinan días de borracheras sin sentido, capaces de poner a prueba el hígado del más mercenario de los mercenarios. Y qué mejor compañía que un grupo de mercenarios venidos de Murcia con el propósito de no dejar más que vasos de tubo vacíos a su paso...