martes, 25 de enero de 2011

Primera clase de inglés


Esta mañana, como bien sabéis y para regocijo de algunos incrédulos, he empezado mi curso de inglés. He ido al centro de idiomas realmente temeroso por el nivel que me iba a encontrar en el curso; siempre poniéndome en lo peor: "voy a ser el que menos inglés sepa, ya verás."
Entro al aula, me presento al profesor que se despedía de los alumnos de la clase anterior, y veo como uno de los alumnos empieza a hablar con él en un inglés más perfecto que el de la Reina Madre. Canguelo. Afortunadamente era de un nivel superior al mío, debería estar en super saiyan nivel 4 de inglés por lo menos el chaval. Se van todos y me quedo sólo con el profesor, un tío realmente entrañable y muy mío. Un híbrido entre Andreas Lutz (cantante de O'funk'illo) con una de mis perillas largas, un personaje el colega.

Se merece bien el profesor un párrafo aparte para él sólo:
El tío es americano, poquito español sabe. Cuando me ha visto entrar con mi camiseta de los Ramones se le han iluminado los ojos y ha empezado a contarme batallitas de su juventud (en el idioma de Shakespeare). Lo que he podido sacar en claro es que cuando tenía menos de 21 (antes no se puede beber alcohol en Estados Unidos) iba a un bar que se dividía en dos partes por un muro: a un lado los mayores de 21 borrachos, al otro él y los demás menores de 21; todos ellos escuchando los Ramones y los Sex Pistols. Llegado a este punto ha enlazado rápidamente y me ha comentado que cuando tenía 9 años su madre le llevó a un concierto de los Sex Pistols, casi parece normal que el colega esté zumbado. Con 20 años su tío le regaló su vieja Harley Davidson y en su etapa universitaria dice que se iba de "roadtrip" muy a menudo con cuatro colegas más a ponerse hasta el ojete en distintas fiestas en universidades de todo el país, escuchando Rage Against the Machine, Nine Inch Nails y demás mafiadas.

lunes, 24 de enero de 2011

Nuevas nuevas desde Granada

Ya estamos aquí otra vez. Han pasado ya más de 2 meses desde la última vez que escribí contando mis peripecias, con visita a Murcia de por medio.

Empecemos por el principio:
Como bien os conté, Jesús y yo trabajamos los intercambios lingüísticos aquí en Granada. De esta forma conocimos a Camille (la francesa), Marta (la catalana), Emilka (la polaca) y el cuarteto sicialiano formado por (redobles): Francesco, Dora, Vanessa y Marilena.

Voy a contar primero, aunque no respete el orden cronológico, la historia de Emilka, ya que guarda cierta relación con el encuentro con los italianos. Jesús y yo contactamos con Emilka a través de internet para poner en práctica nuestro inglés. A sabiendas de que era una foca (gracias a sus fotos de Facebook), quedamos con ella. Jesús quedó con ella un lunes. Según lo que me contó, no fue nada del otro mundo, una chavala sosa donde las haya. El miércoles quedé yo con ella. Quedamos en la Plaza Isabel la Católica. La muchacha llega media hora tarde. Hasta aquí nada inusual si has quedado con una mujer. Vamos a una tetería para entrar un poco en calor. Lo que creía que iba a ser un coloquio español - inglés se convirtió en un monólogo en español (por su parte). Que si Andalucía no me gusta, que si aquí no saben hablar, que si no sé qué..... ¡Pues haberte ido a otro lado gorda de mierda! Total que me levanté, pagué todo (no lo suelo hacer con alguien que no me cae bien) y le dije que tenía cosas que hacer. Volví a casa y le comenté la jugada a Jesús y llegamos a la conclusión de que la mórbida era una egocéntrica.

Esa misma noche, un poco después del fallido intercambio con Emilka, habíamos quedado con los italianos. Fuimos de tapas con ellos a una calle famosilla, la calle Navas. Dos cervezas en un sitio pijo donde la tapa era pitiminí de pitifuá y encima en pequeñas proporciones. Jesús y yo elegimos ahora: vamos al Chamizo a ponernos tibios (el bar del que os hablé en el anterior post con los cubatas a 1,90€). Es en ese momento en el que nos dimos cuenta de que españoles e italianos somos tan parecidos... Ponernos ciegos porque sí, porque no hay otra cosa mejor que hacer. No he conocido a otro extranjero que se acerque tanto a nuestro "modus operandi" como los italianos. Han sido ellos, con quienes más contacto hemos tenido: pelis en casa, salidas casi todos los fines de semana, viaje a Sierra Nevada y cosas más serias...

Ahora volvamos al principio.
Camille, nuestro primer intercambio se ha ido ya a Francia; previo despidos, lloros, regalos, abrazos y promesas de visitas. Su penúltima noche con nosotros fue el día de nuestro "cumpleaños light" en casa (light por los exámenes de Jesús).. Mucha gente en casa, sangría rancia marca de la casa, regalos, fregona, música y pronto pa' fuera que mañana hay que estudiar...

Y poco más chicos. ¡Ah! Mañana empiezo mi curso de inglés (que seguro que a Pablo le interesa).

Os pongo aquí un montaje que le hice a Jesús para su cumpleaños y así os hacéis una idea de quienes son nuestros colegas.